domingo, 2 de septiembre de 2007

La historia de Cecilia Solás(6). Una blogonovela cubana.

Año 2002
Capitulo 3.
Remedio para los nervios

Como todo en la vida, las cosas se fueron resolviendo, … lentamente. Cecilia vendió algunos pares de zapatos para hacerle frente a las interminables celebraciones y despedidas en casas de amigos; regaló otras cosas , y así, como siempre, tratando de que los demás se sintieran contentos, -todos- se fue tranquilizando y acostumbrándo a la idea que como le decía todo el mundo era una afortunada. Ya su vecina Yolanda le había aconsejado que bajara el nivel de angustia, porque le parecía que un poquito de picante le vendría bien. ¡Ay! mi’ja si estás que pareces una solterona, a ver ¿desde cuándo “nada”?, mira que el que no “nada” se ahoga…… le advertía, tratando de aconsejar a la Ceci.

Gabriel había decidido irse para la playa y solo aparecía si su presencia por los trámites era requerida, y así a su modo también inició una jornada de celebración y despedida con la noviecita de turno, de tal manera que cuando no estaban a la orilla del mar, achicharrándose al sol, estaban en la cama achicharrándose igual, por lo que entre una variante y otra, estaba encantadísimo. Gabriel pasaba sin dudas, los días más esplendidos de su corta y ya exitosa vida. Y se decía constantemente que si cuando llegara “allá” tenia que ponerse a limpiar carros o a trabajar de parqueador, recordaría este tiempo de gran señor con la esperanza que pronto en algún lugar y momento volvieran a repetirse, pero mientras tanto ¿quién le iba a quitar lo bailao?

Raúl era el más preocupado aunque parezca mentira decirlo; tenia que despedirse de sus bacanas como él les llamaba y él que era un lámpara según se autotitulaba, no sabía que inventar para perderse al menos tres días y despedirse como lo que era: un caballero que le debía a sus damas.

A él no le gustaba catalogarse de Don Juan y cuando los socios lo alababan por su exitoso desenvolvimiento, él siempre decía que no le gustaba eso de ser Don Juan porque él jamás se hubiera enredado con una monja, además Don Juan era un seductor, y su idea del asunto era más simple por lo que al decir de Kundera, podría considerarse un coleccionista, y ese término le agradaba por preciso y porque a su modo, siempre a su modo, consideraba que con ese enfoque pragmático no era un infiel, sino un recolector de aventuras, un gozador, un perfumista de la esencia más divina, un malabarista del verbo. Eso decía, y lo más bonito, es que lo decía de verdad, convencido.

¿Qué inventaba?, ¿cómo se las arreglaba para no aumentar la tensión que era palpable en Cecilia y esa suspicacia que nunca la había abandonado?, aunque de ahí no pasaba, que él si era un fiera para la simulación, y Cecilia podría imaginarse todo lo que quisiera pero con las manos en la masa, fuera de base, in modus infragantis, …, no, eso never ever como había dicho su ídolo el Billy cuando le preguntaron si había tenido sexo con la becaria de la lengua pródiga.

Y en esas andaba, ensimismado, descansando en aquella terraza con vista al mar, cuando Cecilia se le sentó en las piernas y le dijo acaramelada…

- Sabes Raulí, tengo un nerviosismo, una intranquilidad, una cosita, aquí…. ¿no tienes nada que darme a ver si se me quita esta ansiedad?

Raúl Montero, miró al cielo y solo atinó a musitar: !gracias, dioses míos!. De pronto todo se le había hecho claro, el plan completo se revelaba ante sus ojos con la misma nitidez que el mar en Puerto Esperanza al amanecer y solo había que poner manos a la obra . (continuará)

7 comentarios:

General Electric dijo...

Los personajes se van perfilando mejor y ganando carisma. La cosa se mueve, sin dudas. Y tienes un largo desarrollo por delante.

En horas de ocio, recomendaría volver sobre algunos párrafos y darles martillo. Pero no me hagas caso. El Gerald no es crítico, sino lector.

saludos Medea

Yo soy Medea dijo...

Gracias frigi, con lectores como tu... cualquiera se inspira ... gracias por tus animos y buenas vibras...

Yo soy Medea dijo...

Frigi, si me lees, en donde doy martillo?, me pones algun ejemplito?... gracias...

Anónimo dijo...

como te decía, mi rubia, no soy crítico. Pero apunto un detalle: empleas a menudo un estilo periódico en el que una sola oración, con múltiples subordinadas, construye el párrafo. Eso requiere mucha artesanía. Tú lo haces casi siempre bien. Pero quizás en algunos casos podrías repasar la forma como subordinas, para que suene mejor... o cortar el período e insertar una oración corta, que provoque un cambio de ritmo y cosas así.

Ojo con las reiteraciones. Sobre todo con las que producen monotonías incómodas. A mitad del segundo párrafo usas "estaba(n)" tres veces en oraciones continuas. Eso a veces crea ritmo, es verdad. Pero creo que este no fue el caso.

En fin, son cosas así. Si mañana tratas de publicar la historia y encuentras un editor, él o ella te llamarán la atención sobre esos detalles y te ayudarán a corregirlos para establecer un texto más sólido.
Por ahora no me hagas mucho caso y suelta todo lo que tienes dentro, que es lo que hace falta. Lo otro son boberías de pedantes...

Yo soy Medea dijo...

Frigi este post merece un sonoro beso...mmmuuua! me has dado una clase de "Construccion Literaria" , seguire tus consejos al pie de la letra y hasta martillaree los ya posteados. Pero a ver... mi frigi!, como sabes que soy rubia???? mmmmm???, Frigi tu eres como Tiresias?

General Electric dijo...

es que alguien que te conoce te dijo rubia en un comentario anterior, y el Gerald presta atención a lo que escucha. Así sobrevivo ¿no?

Oye, y no le hagas caso a lo que te digan los doctorcitos por correíto y cosas así, que esos no saben de lo que están hablando ;o)

Yo soy Medea dijo...

si, es cierto... no me acordaba... frigi, tienes el freezer muy bien conservado!!! pero ahora ya no soy tan rubia... me puedes ver ... soy la de la foto ... disfrazada de Medea... jajajaj