sábado, 29 de marzo de 2008

Concurso con curso.

Amigos míos, pensando he estado yo que es hora que esta blogonovela tenga un nombre más apropiado. Es decir, los que me siguen desde el principio saben que existe un personaje llamado Cecilia, la esposa de Raúl, y por ahí comenzó todo. Cecilia y Raúl están congelados en estos momentos porque la blogonovela se desvío hace rato para contar las vicisitudes de Sara y Hernán. Las dos parejas se reunirán en un momento no lejano y compartirán vida blogera con otros personajes que aun no conocen. Con esto ya les anuncio que hay historia para rato.

Es por esta razón que estoy convocando a un concurso de títulos. Por favor envíenme los títulos que les parezcan apropiados a esta novela, después los pondré en un poll y los someteré a votación popular. No les aseguro que el ganador será el elegido. Tambien se aceptan otras sugerencias para realizar este concurso.

En realidad les estoy pidiendo una ayuda, un apoyo. Y además y en muy primer orden espero que este proceso sea divertido y relajante que es uno de los objetivos de participar en un blog. ¿O no?

Les envío un abrazo virtualmente no virtual a todos.

P.D: en días pasados encontré un sitio desde Chile donde hablaban de la blogonovela como ¿“un nuevo genero"? Y me mencionaban explícitamente con link apuntando a mi blog y todo. ¡Qué emoción!. ¡Es cierto eso de que con los blogs todos tenemos nuestros 15 links de fama!

viernes, 21 de marzo de 2008

La historia de Cecilia Solás(55). Una blogonovela cubana.

Junio 2002.
Capitulo 13.

… Sé que algún día
se alzarán de nuevo
las yemas recién nacidas
de mi rojo corazón,
entonces, quizás,
oirás mi voz enceguecedora
como el canto de las sirenas;
te darás cuenta
de la soledad;
juntarás mi arcilla,
el lodo que te ofrecí,
entonces tal vez sabrás
cómo pesa el amor
endurecido….

Del poema “Como Pesa el Amor”
de Gioconda Belli en la
Antologia "Truenos y arcoiris"
(1979-1982)

Lo miró con ojos de gato. Los gatos todos tienen un mirar fascinante, - no en balde en algunas culturas se considera un animal sagrado -nunca se sabe si están asombrados o adormecidos. Sara ya no sabría que decir. Cualquier cosa provocaba un efecto dominó avasallante.

No es fácil vivir al lado de alguien que se empeña en castigar y dar lecciones de ejemplaridad. Si al menos se le hubieran ocurrido dar lecciones de espiritualidad, todo sin dudas hubiera sido más divertido. Pero no. Eso era demasiado pedir. Había que lastimar de cualquier manera. O quizás peor: tenia que ser así. Como dice el tango.

- Pero a ver… ¿Por qué hacer de un plato de comida todo un suceso a tomar en cuenta?, ¿Es que no había nada mejor para sacar en cara?, ¿es que acaso el refrigerador y la despensa no están atiborrados de cajas, latas, cosas congeladas y hasta frias?, no, no es eso, es que hay que machacar, tirar piedras, herir de cualquier manera. ¿es eso? … quizás tantos años de hambruna sostenida convierten a las personas en unos muertos de hambre sin remedio… completos y cabales hasta las últimas consecuencias .... ¿será eso?, ¡vaya usted a saber…!

Sara no abrió la boca. Aunque la pregunta le latía en las sienes. Esas sienes tan parecidas a los tambores de Bejucal en época de parranda, pero igual se quedó callada. No tenia fuerzas para esa tonta discusión, y además no hacía sentido.

Se acordó de su padre. Siempre la había entendido, aunque con discrepancias irreconciliables. Eso no importaba ya a estas alturas. Le hubiera gustado sentarse a conversar con él y ver si la ayudaba a desenredar el plato de sphagueties que tenia en su cabezota revuelta. Pero no, él se podría en un asilo y ni ella ni nadie podían hacer algo por evitarlo. Le partía el alma ya de por si arañada y llena de zurcidos ir a verlo todos los sábados, alma de boxeadora. Es muy triste asistir cada semana al espectáculo de ver como un ser querido se apaga y se apaga … duele tan adentro que a veces no se siente… es como morirse un poco cada vez mirando el morir ajeno.

A cada rato recordaba el día que su padre le había dicho: “ ay, mi’ja, ¿será capaz ese hombre de hacerte feliz?, y como para rematar había recalcado, “ …es que lo dudo … le falta algo… no es completo”. Su teoría - muy sencilla y digna de tomarse en cuenta como filosofía de vida - postula que el hombre que no tenga ganas de singarse y resingarse a su mujer todos los días de su vida no podría jamás hacerla feliz. Como el viejo era de ampanga con anja Sara no le hizo mucho caso, más bien le pareció en aquel momento una oscura manera de sentir celos por el yerno. Por eso hubiera dado hoy lo que no tenia por poder retomar aquella conversación cortada bruscamente con un “!Ay papi, estás totalmente equivocado!”, en una noche veraniega en un portal marianense con apagón andando.

Los pensamientos la llevaron lejos, atravesó en un santiamén el estrecho de la Florida, y se vio de pronto muy sentada en el quicio de la entrada de su casa, esperando con ansiedad creciente a que volviera la luz, sintió el calor del verano de la Ciudad del Mar, el vaho denso en la atmósfera y hasta el humo del cigarro que su padre, empedernidamente fumaba hasta bien entrada la noche. Y se dolió en su corazón, en la cólera del amor, del sacrificio de su vida. !Ay Martí! ¿qué haces aqui metido en este conflicto?

Aun frente a la computadora no se percató que Hernán permanecía a sus espaldas como esperando respuesta … pero ella tan totalmente descentrada y desconcentrada; por una parte el mensaje de José Pablo, por la otra el recuerdo agobiante de las palabras del padre que comenzaban a cobrar vida y por fin la realidad circundante y circunstancial de Hernán y su toalla aun enredada al cuello. Nunca le había dicho que esa toalla era para ella todo un símbolo y que le rejodia en los mismísimos ovarios verlo con ese talante de homeless sin remedio. ¿Se lo dices ahora?, dale Sara atrévete.

- ¡Linda bufanda!, - y una sonrisa entre irónica y traviesa se desdibujó en su rostro ajado y agobiado.
- Déjate de chistes sin gracia, Sara… me duele la garganta.
- Pues toma medicinas, a ver … ¿quieres que te busque algo?
- ¿Qué puedo tomar?
- No se … te preparo un cocimiento, o quizás unas gárgaras, déjame verte la garganta……
Era la otra, una de las tantas Sara, la médico arrepentida o la madre infinita con capacidad ilimitada para curar o al menos mejorar a cualquiera que le pasara por delante con cualquier malencia. Sara siempre se consideraba obligada en esas circunstancias. Olvidó por un momento el cansancio y las tribulaciones mentales y trató que Hernán se sintiera aliviado.

- ¡Pues si que tienes la garganta roja! … mira … espera … te voy a preparar unas gárgaras que te van a aliviar y darte unas pastillas y si mañana no mejoras pues tendrás que ir a ver al doctor.

Hernán le sonrió con cara de cansancio y sin mucho entusiasmo le dio las gracias.

- ¿No vienes?, ¿ no te vas a acostar ya? - un dejo de dulzura asomaba en sus palabras, algo asi como un agradecimiento tibio.
- No Hernán quiero contestar un mensaje.
- ¿No puedes dejarlo para mañana?
- No. Prefiero hacerlo ahora.
- Es del pintorcito ese, ¿verdad?
- Ese pintorcito tiene su nombre y se llama José Pablo …. no seas despectivo, no puedo creer que estés celoso de él.
- No, claro que no, como voy a celarme yo de un mequetrefe como ese. (continuará)

martes, 18 de marzo de 2008

¿Y si era mentira?


¿Y si era mentira??
y por la duda, y por si acaso,
analizando los tantos y por cuantos
decidí en uso de las facultades
de mi maltrecho intelecto,

carcomido ya por el rencor,
que me fue conferido
en tantos años de rutina,
(vieja amiga de las almas cansadas)
olvidarte.

miércoles, 12 de marzo de 2008

La historia de Cecilia Solás(54). Una blogonovela cubana.

Junio 2002.
Capitulo 13.

La muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida
pero nada nada nada.

BALADA DE LA PIEDRA QUE LLORA
de Alejandra Pizarnik
En Libro de Diana (1956)

Sara llegó a su casa, como casi siempre pasada las 8 de la noche. Hubiera querido trabajar en algo más sosegado, más cerca de la casa, menos angustioso. Pero ni pensarlo. Las ínfulas de Hernán no la dejaban serenarse. Hacia falta mucho dinero y todo nuevo. Todo nuevo. ¿Y si pasaba algo?, ¿nadie pensaba en eso?
Lo que entraba por esa puerta era un manojo de nervios. A veces Hernán preparaba la comida. Pero ni eso era seguro. También los muchachos estaban en esa edad que son y no son. Y eso por supuesto era una carga adicional. Invisible.

Se encontró a Hernán acostado en el sofá, dormido y con una toalla enredada al cuello. Sara sabía muy bien lo que eso significaba. Así que trató de que Hernán no se despertara.

Lo miró con lástima, rabia y tristeza. O lo que es lo mismo con angustia. Pero Dios! ¿Cómo puede vivir un alma con tantos sentimientos encontrados?, ¿cómo se llega a ese estadio tan terminal de la falta de amor?


¿Quién era este hombre?. Llevaban poco menos de 30 años juntos, desde muy jóvenes se habían encontrado y sus vidas con altas y bajas habían recorrido los mismos caminos. A pesar de los pesares, habían sorteado obstáculos difíciles, adversidades familiares, dificultades económicas, períodos de incomprensión. Todo había sido solventado.

Y de pronto… se daba cuenta que estaba delante de un extraño, de un hombre que la ninguneaba con su obstinación, su incapacidad de entenderla. No digamos de amarla.

La culpa era de ella, aunque aun no se había dado cuenta. ¿Cómo aspirar a que un hombre ame y respete a una mujer, si ella se empeña en ser su compañera, su amiga, su madre? Lo peor es el sentimiento materno. Y los hombres se acostumbran y comienzan en su inconciencia a confundir esposa con madre. Y claro, las madres todo lo perdonan y todo lo esperan. Quizás es el único y verdadero amor. Los otros son pactos convenientemente establecidos para obtener mutuas ventajas. Debe haber algo escrito por ahí sobre el tema. Sara no sabe. Solo siente.

Pero aun no había llegado tan lejos en sus reflexiones. Solo sabía que este hombre, era hoy por hoy su máxima preocupación. ¿En que lugar lo ponía en su vida?. Y no se trataba de José Pablo, aun quimera. Si de algo estaba clara era del hecho que José Pablo era el pretexto, ¿ya?. Eso de “ quitamarido” o “quitamujer” o de “ se metió en el medio”, no iba con su filosofía . Nadie se mete en medio si el espacio está lleno de vida, solo si ya hay un vacío es que esas cosas suceden. Una densa neblina. Mezcla de obligación y rutina. ¿Alguien dijo obstinación?

¿Pero por qué le tenia rabia, y lástima a la vez?, ¿ por qué pensaba más en él que en ella?, ¿es que acaso no sentía lastima por ella misma?. No la habían enseñado nunca a sentir compasión de si misma. Solo a defenderse y huir. Bueno, eso lo había aprendido sola. Instinto animal. Es de suponer.

Lo dejo dormir, ¿para qué despertarlo?, ¿para decirle qué? Sintió pena por él, por ella y por los dos.

Encendió la computadora, sin esperanzas. Hacia tres días que José Pablo no le escribía. Quizás fuera mejor así. Quizás necesitaba encerrarse en ella misma, pensar, repensar y curarse. Se sentía enferma de soledad. Demasiado joven aun para esa enfermedad de viejos.

Para su sorpresa, si, un mensaje la estaba esperando.

Decia asi:

Querida Sarita, los servidores de por acá están en crisis y le harán un mantenimiento general. Cuando se restablezca el servicio te volveré a escribir, pero imagino que se demore unos días. Un beso, José Pablo

Entretenida como estaba, no sintió a Hernán llegar y pararse sorpresivamente detrás de ella. Tampoco supo si había leído algo o qué. Tampoco le interesaba.

- No te oí llegar.
- Te vi durmiendo y no quise despertarte… ¿te sientes mal?
- Si. Tengo el cuerpo cortao.
- ¿Tendrás fiebre?
- No, no se.
- Hoy por la mañana estabas bien...
- Qué tú sabes, te fuiste muy temprano.
- Te dejé una nota, dormías placidamente.
- No me llamaste en todo el día.
- Estaba muy ocupada. Tú nunca me llamas tampoco. No soy adivina.
- ¿Y por qué te fuiste tan temprano?
- Me avisaron de un error que había que arreglar antes de las 8 am
- Te llamé a las 8 y me dijeron que no habías llegado, el celular estaba fuera de servicio.
- Si, lo desconecté para que nadie me interrumpiera.
- Ese nadie soy yo, ¿no?
- ¿Qué dices, chico?
- Si, te vas temprano, dejas una nota.. y que se caiga el mundo ….
- ¿Qué dices, quieres molestarme?
- Me sentí mal y tú no estabas.
- Yo no lo sabía.
- Si, lo sabías o no te importaba.
- ¿Cómo voy a saberlo?, ay no Hernán, ya te he dicho que estas hipocondríaco. No puedo seguirte, me canso y estoy exhausta. Discúlpame.
- Sara, no te importa como yo me siento, ¿verdad?
- No Hernán, no es eso, es que te la pasas con el cuerpo cortado, sino con un dolor en el pecho, o que no ves de un ojo, y ya no puedo hacerte caso. Los médicos no te encuentran nada. Y yo no se que te pasa. Yo si que no soy médico. Y tengo mucho trabajo y de verdad que estoy aburrida de mi existencia.
- No, chica, tú lo que eres es una desconsiderada. Solo piensas en ti. Eres muy mal agradecida. ¿No te preguntas si yo estoy cansado o qué?
- Ay no Hernán, no empieces. Son las 11 de la noche y no doy más, ¿me oyes?, ¿comiste?
- A ti que te importa si yo y tus hijos comimos o no…
- Ay no… así no… (continuará)

sábado, 8 de marzo de 2008

Dudas. Silencio por respuesta.

Por que mis ojos encuentran
la luz que ansiosa no inspiro

Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)


Por qué mi boca maldice
la dulzura de tus besos


El beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!


Por qué mi cuerpo insensible
no responde a tus deseos

Quién pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:
Partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...


Por qué presiento en mi alma
mas qué soledad y silencio.
Por qué me quema tu vida
Por qué me duele este miedo
Por qué no llego a tenerte
Porque no me quieres, miento.

Primavera 2004

Nota: Los versos en italica pertenecen
al poema "Tiempo"
de Dulce Maria Loynaz ( 1903 - 1997)

miércoles, 5 de marzo de 2008

La historia de Cecilia Solás(53). Una blogonovela cubana.

Junio 2002.
Capitulo 13.

Pasó que no nos conocimos.
Éramos los personajes
que el otro añoraba que fuéramos.
Así es que aquellos años
los perdimos
haciéndonos que amábamos.

Yo quise a una mujer
que Ud. no era
y Ud. a un personaje que bordé
para que me quisieran.
Hemos querido a unos fantasmas.

del Poema “Teatro” de
Raúl Rivero

José Pablo leyó entusiasmado el mensaje en la pantalla de su Felipota, también conocida como computadora. Rose Marie la francesita que conquistara en su último viaje a Paris, le avisaba que llegaba el domingo y que iba directico para su casa.

No estaba claro aun de cómo la petit francesilla daría con su casa, no recordaba haberle dicho, pero conociendo el ímpetu con que lo cautivó no dudaba en modo alguno que ahí estaría el día que el Señor había creado para descansar. Ardua tarea le esperaba a nuestro querido protagonista HP, perdón quise decir JP.

Con ese instinto de conservación tan aguzado y agazapado, millones de lucecillas rojas, sirenas de apagafuegos, voces metálicas pronunciando roboticamente “peligro, peligro” y hasta un eco monótono repitiendo letánicamente “Camilo aquí esta el Che” lo pusieron en guardia. ¡Alerta máxima!


Tampoco era que cundiera el pánico, vaya, que no era la primera vez ni seria la última, ¡Por Dios! que tuviera que ejecutar un aterrizaje forzoso con el motor apagado y una goma ponchada. ¡De cuantas no se habría escapado a estas alturas del juego de pelota!, ¡ah! pero el arte sirve para muchas cosas, no solo para embriagar y dar placer. ¿Y qué me dicen del despertar de la imaginación?

José Pablo solo para relajarse comenzó a blanquear un lienzo. En realidad no lo necesitaba - imbuido como andaba en el gran fresco de la Visita de La Infanta - pero prefería en circunstancias como estas no dedicarle tiempo y pulso a la obra que lo absorbía. Por eso decidió simplemente dar brocha, y pensar, pensar en como montar una escena en ese gran pedazo de tela blanca también llamada vida.

A ver José Pablo, se dijo en tono confiado, vamos por partes, y nada de sustos. Tienes tres objetivos a cumplir. El primero por supuesto,
El Punto 1.

Irte con la Rose Marie. Unos días viviendo a todo tren en las montañas cercanas a la Ciudad de Los Fuegos, o en una de las famosas playas cercanas a la Ciudad de los Puentes, o en ese precioso paraje cercano al pueblo de La Torre Vieja… ni pensar en renunciar a esta parranda. ¡Ah! y Rose Marie tan cálida, tan inquieta y tan reputísimamente puta. De ninguna manera se perdería esa juerga. Eso por descontado. Lo otro es lo que Rose Marie trae como plusvalía. Ese contrato con dos universidades y un museo, es algo que no se puede arriesgar. Salir un tiempo, respirar aire puro, salirse de esta odiosa rutina que me agota aunque no quiera darme por enterado.
Un mensaje diciéndole que estaría en el aeropuerto evitaba el riesgo de que llegara a la casa. Pensó. Nunca le dijo que era casado, si lo de los hijos, porque eso siempre atrae a las mujeres. Pero en cuanto a amores, nada. Nada de nada, mi Rose Marie, solo tú. Así le dijo aquella noche de despedidas junto al Pont des Arts. Y ella se lo creyó. ¡Allá ella!.

Resuelta la primera variante sin temor a equivocarse. JP prosiguió avanzando en la estrategia. Y por alguna ignota razón se recordó de la famosa frase de Sun Tzu “"El arte de la guerra se basa en el engaño" . Y no pudo dejar de sorprenderse de este pensamiento. Pues si que a veces el inconciente traiciona, lo suyo con Magela era una guerra a muerte. ¿Seria por eso lo de tantos engaños?. Pero vayamos al asunto.

El Punto 2. Magela. Magela misma le había dado el visto bueno, así que era solo cosa de recordárselo. Y ver su reacción por si las moscas. Pero Magela no le preocupaba mucho. En cuanto llegara la cortejaría un poco, después una buena templeta y al final cuando se estuvieran tomando el te, le soltaría distraídamente lo de la llegada de “ la viejita catedrática francesa de la que te hablé…”, si supieras… viene tan mala que del aeropuerto va directo a verse con un famoso neurocirujano… yo creo que hasta Parkinson tiene, la pobre. Con eso ya Magela se calmaría y ya. ¡Como si en Paris no hubiera médicos! Pero eso es lo bueno de Magela, se cree todo lo que le digo. Por eso hemos durado tanto. No se si Mag se hace la entretenida a veces o lo es, pero a mi de verdad que eso no me importa. Si es tremenda bicha, si lo sabré yo. Además está en lo de la fiesta de la hija de su amiga. La dejaría hablar del tema. Y si se pone farruca me la vuelvo a singar. Ese lenguaje lo entiende muy bien.

Mejor se iba el sábado y se quedaba en casa de su amigo Alex, y si había perreta pues también habría tiempo. Detestaba que se le agolparan los sucesos. Nunca había resistido sentir que el tiempo y el espacio lo ahogaban.

El Punto 3. Sara. Esta Sara de tan guanaja que es, me saca de quicio, pero tiene algo indefinido, que se yo. Se cree mejor que yo, y eso me revienta. Y tan preguntona, tan amiga del orden. Pero no se, algo me atrae y hasta que no sepa que es no voy a soltar esa presa. Un casito algo difícil, pero quizás hay que darle tiempo. A Sara le escribiré un mensaje rápido sin darle explicaciones, lo suficientemente ambiguo como para ponerla a deshojar margaritas. Y ya veré que invento a mi regreso. Además un poquito de intriga en este caso, seguro estoy que va a dar resultado. Porque a todas estas o es boba o me esta tomando el pelo.

Se sentó en su mecedora, -un amplio sillón de estilo colonial que le habían regalado cuando la Medalla por la Cultura Nacional - Se sentía relajado y seguro. El plan no podía fallarle. Sintió la puerta abrirse. Y una sonrisa iluminó su semblante. (continuará)

sábado, 1 de marzo de 2008

A próposito de "La Guara"

Este post aparecido en Pareja No verbal, Medea y La Guara me parece interesante traerlo a colación. Aquí está. Y aqui sobre la función de contacto citada en el primer post