la luz que ansiosa no inspiro
Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)
Por qué mi boca maldice
la dulzura de tus besos
El beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!
Por qué mi cuerpo insensible
no responde a tus deseos
Quién pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:
Partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...
Por qué presiento en mi alma
mas qué soledad y silencio.
Por qué me quema tu vida
Por qué me duele este miedo
Por qué no llego a tenerte
Porque no me quieres, miento.
Primavera 2004
Nota: Los versos en italica pertenecen
al poema "Tiempo"
de Dulce Maria Loynaz ( 1903 - 1997)
5 comentarios:
Yo nunca habia visto que alguien desguazara tan despiadadamente los versos de otro autor.
Pero te quedó muy bien!
Saludos,
Al Godar
bella mezcla,,,saludos
Grieguita,
¿así que ahora te ha dado por el sandwich poético? Y nada menos que con Dulce María.
Pues encaja, no sé cómo, pero encaja.
Saludos
Te quedó muy bien, Saludos!
Hola Mede,
Lo importante es el flechazo, como bien dijo aquel gran hombre. Me gustan tus palabras, hay una total complicidad en ellas, además de las ganas de conmover, siendo a la vez conmovida.
Es casi seguro que Heraclito nunca imaginó cuan útil sería su frase de los ríos a través de los tiempos. Cuando pienso en ello recuerdo aquella otra que viste y contiene la esencia surrealista de esta continua humanidad de etiquetas y vanos procedimientos...
EL HOMBRE ES EL FLORERO DE LO ETERNO, por eso bien vale la pena despeinarse, reír, joder, poder emocionar o emocionarse uno mismo... a fin de cuentas vivir es despedirse y bien vale la pena el beso, la pasión y hasta el mismísimo choteo si es que con el puede alcanzarse la coherencia y la certeza de que vivimos en un mundo relativo. Ah, como disfruto a veces el hecho de sentirme cubano... de andar haciendo preguntas por el mundo, asombrado siempre, pero a la vez.
¿Quién puede elegir por uno el sentido común, el ordenamiento del "sofrosine" exacto? Si es que el limite de lo justo se basa siempre en el cambio y las palabras, la fe, el imperio de lo bello son apreciaciones que varían con el paso del tiempo, así se diluyen o se multiplican, pero nunca son las mismas... exactamente igual le ‘pasa’ a las aguas del río.
Que suerte eso de seguir emocionándonos, que buena excusa para ‘SER’ una y mil veces más, adentro de ese arranque de sangre verdadera con que nos paga la vida cuando hacemos un poema.
saludos, t.
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