jueves, 3 de abril de 2008

La historia de Cecilia Solás(56). Una blogonovela cubana.

Julio 2002.
Capitulo 13.

“Yo he vivido mi vida: Si fue larga o fue corta,
si fue alegre o fue triste, ya casi no me importa.
Y aquí estoy, esperando. No sé bien lo que espero,
si el amor o la muerte, -lo que pase primero.”

Del poema “Recapitulación”
De José Ángel Buesa


Regresaba de despedir a la francesa, tras esplendidas jornadas llenas de cuanta cosa se puede desear en esta vida, pero… ! qué manera de pasarla bien!, …
… Ne pas m'oublier, Je t'aime, mon amour … fueron las últimas palabras pronunciada por la Rose Marie que anegada en llanto se le prendió al cuello hasta que los altoparlantes anunciaron el cierre del vuelo.

La rutina del paisaje lo acompañaba. El camino de regreso desde el aeropuerto o de recibimiento según se mire, está lleno de signos y señales para entender a esa Isla. Caminos desbrozados de arboles, llenos de gentes, una universidad al lado de un central ya en ruinas, una centenaria casa de locos casi frente a un hermoso parque, viejas fabricas venidas a menos, casitas , casuchas, mansiones deterioradas, todo en vibrante amalgama que el sol y el polvo de la ancha y destartalada calle se encargan de rebajar a tonos sepias y desteñidos. Y carteles, muchos, como para convencer adoctrinando. Desde el primer Bienvenidos en varios idiomas a la altura del primer semáforo hasta a los que acompañan al gran hongo de la Ciudad Deportiva tan gris y tan deteriorada, y sin embargo con un aire festivo y moderno aun.

Pero que semanita más excelentísima, y cuantas esperanzas a la vista. Con un poquito de suerte José Pablo se iría una temporada a vivir en Paris bajo los auspicios de la Fundación Juan March, a la que la unían lazos muy fuertes de todo tipo que no vienen al caso en esta historia.

La promesa de una exposición en la archiconocidísima y contemporánea Galería Leiris de París. , - un sueño casi imposible- convoyado con la seguridad de un abracadabra a las puertas de La Sorbona para dictar unas conferencias, cual viagra superpotente de manera tal que Rose no dudó en ningún momento del amor que estaba recibiendo y hasta al mismísimo galán le pasó por la cabeza que quizás lo que sentía por la hermosa muchacha era algo más que un mezquino sentimiento que disfrazaba de agradecimiento, y es que José Pablo a fuer de fingir hasta se convencía a él mismo. Salvo la noche en que habían fumado algo raro - que la muchacha había traído consigo o eso le dijo - el resto ciertamente fue algo así como la vie en rose.

Pero ya era hora de regresar a la realidad monda y lironda, a la casa con Magela presumiblemente furiosa por tantos días de ausencia y a su mundo de lienzos, canvas, paletas y pinceles.

Si , la vida le sonreía. Más que eso , se le carcajeaba encima con ademanes carnavalescos y él para no ser menos estallaba de alegría al pensar el futuro luminoso que le pertenecía por entero y no gracias al socialismo. Paris, la meca, su patria chica casi al alcance de la mano… y de la mano de Rose Marie, no estaba nada mal para comenzar.

Llegó a la casa y lo primero que hizo fue abrazar a su hija bajo la mirada indiferente de su mujer que no parecía preparada y ensayada para armarle la tremenda. ¡Qué raro! Pero él sabia más que eso, y por si acaso, se hizo el bravo. Si, el bravo era él, no faltaba más.

- ¿Dónde te metiste todas estas noches que no me saliste ni una vez al teléfono?, ni de broma , ¡vaya, chica que en cuanto salgo de la casa por asuntos de trabajo, - porque vaya la gracia que me dio atender a esa vieja - tú te pierdes!. Pero no me digas, no quiero saber, ya me imagino, por lo visto estas tomando el toro por los cuernos.

No hubo reacción. Magela tragó en seco las palabras que se le agolpaban en la garganta, dejó la chusmeria a un lado y sonrió ligeramente. Lo cierto es que no paró la pata desde que su José Pablo se había marchado. Ella tan acostumbrada ya a que él se le perdiera de vez en cuando, no iba a mover un dedo, ¡qué un dedo!, un músculo de la cara, porque en un final, si él andaba con una vieja o no, ella si la había pasado padre, expresión muy mejicana que le encantaba y por más de una razón.

Tablas. Ni pa’ acá ni pa’ allá.

En cuanto pudo abrió su PC también llamada Felipota (vaya con el nombrecito tan cheo, pero bue… a los artistas se les permiten muchas idioteces como estas) para responder varias decenas de mensajes. Por lo visto iba a estar más de cuatro horas para ponerse al día con su correspondencia electrónica. Buscó y rebuscó entre los mensajes aquellos que más le interesaban.

Para su sorpresa no tan inesperada Sara con más de treinta misivas atestiguaba que su amiga de la infancia no había dejado de recordarlo, le dio mucha gracia ver que todos decían lo mismo:

¡Ojala que arreglen los servers pronto! Te extraño tanto. Un beso grande y cuídate.
Solo un alma desesperada podía exponerse asi tan al ridículo, pero el amor no reconoce límites. Espero que lo sepan.

Sintió algo parecido a una emoción recóndita. ¿Será posible que esta mujer este metiéndoseme dentro?

Después de todo si que la vida le sonreía… decidió responderle a Sara cuando su hija se durmiera, no se le había desprendido de sus brazos desde que llegó. Leonor era su verdadero tesoro y pensó que de todas las sonrisas con que la vida lo obsequiaba, de seguro que su hija era la mas esplendorosa, el rayo de sol que iluminaba su existencia toda. Su hija Leonor, su razón de ser. La única mujer por la cual estaría dispuesto a cualquier cosa en su vida. ¿Hasta a perderla? (continuará)

2 comentarios:

lola dijo...

¿pero de verdad Jose Pablo quiere a alguien que no sea su YO?

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

Caramba, a JP le esta picando Sara, el paralelo con Leonor le delata un comienzo de su ansiedad. Veremos que pasa cuando llegue el reencuentro...

Abrazo de los dos. ;) M&T.